Acreditado en más de 150 películas, actor camaleónico, dejó siempre excepcionales interpretaciones en su dilatada carrera. Ya fuera como protagonista, secundario, interpretando al villano, al bueno… Sutherland fue de esos pocos actores de los que decimos «siempre está bien». Y así lo hizo en ese centenar de películas, desde los años 70 (Doce del patíbulo, MASH, Los violentos de Kelly, Klute, Amenaza en la sombra, Novecento, La invasión de los ultracuerpos…) hasta esta última decada (Los juegos del hambre, Forsaken, Trust, Ad Astra o Miranda’s Victim).
Películas variadas en género y en calidad, pero en las que siempre Sutherland aportaba el rigor y el peso de un actor soberbio. Superlativo en las televisivas Camino a la guerra de John Frankenheimer y en Citizen X que le reportaría el Globo de oro y el Emmy. Personalmente, me quedo con El ojo de la aguja (1981) de Richard Marquand, un asfixiante thriller en el que Sutherland interpreta a un frío y perverso espía Nazi.
Para los amantes del western Forsaken (2015) es una buena manera de recordarle, compartiendo pantalla con su hijo en un filme de corte clásico y sin sorpresas argumentales, pero altamente emotivo. Que su última película sea Miranda’s Victim (2023) no deja de ser una gran noticia y una muestra del actor comprometido con las causas sociales que él fue. Aquí interpretando a un juez que deliberó en un caso de violación que cambiaría las leyes norteamericanas para siempre. No ha llegado a nuestro país aún, pero búsquenla, merece la pena.
Como ha dicho su hijo Kiefer, otro grandísimo actor a reivindicar, lo de su padre ha sido «una vida bien vivida». Queda por supuesto anclado en la retina de todos los que amamos el cine.
DEP Donald Sutherland