Marlon-Brando-The-Godfather

Este miércoles 3 de abril se celebra el centenario del nacimiento de uno de los grandes actores de todos los tiempos, Marlon Brando. Canales de televisión y editoriales preparan diversos homenajes al actor.

Nacido en el estado de Nebraska en 1924, y tras una infancia complicada, pronto viajó a Nueva York para comenzar sus estudios de interpretación, primero, en The New School y posteriormente en el icónico Actor’s studio, que le uniría al cineasta Elia Kazan. Durante su formación empezaría a aparecer en pequeñas obras de teatro, consiguiendo su primer papel en Broadway en 1944 en la obra I remember mamma. Pocos años después protagonizaría sobre las tablas Un tranvía llamado deseo de Tennessee Williams, obra que el propio Kazan llevaría al cine en 1951 y que catapultaría a Brando al estrellato hollywoodiense. Desde su primer papel, un año antes en Hombres (1950) —filme sobre los veteranos de la Segunda Guerra Mundial que habían regresado con alguna discapacidad— Brando ya demostraría su compromiso y su interiorización del método Stanislavski que había estudiado en su formación y que a partir de entonces definiría toda su carrera.

Viva Zapata (1952), Julio César (1953), La ley del silencio (1954) — ganaría por este filme su primer Oscar —, Ellos y ellas (1955), Sayonara (1957), El baile de los malditos (1958), Piel de serpiente (1960), El rostro impenetrable (1961), Rebelión a bordo (1962), La jauría humana (1966), Queimada (1969)…

Dos décadas absolutamente magistrales, en una sucesión milagrosa de grandes títulos, que desembocan en un año 1972 doblemente histórico, con el estreno de El último tango en París y El Padrino.

La primera, dirigida por Bertolucci, fue un polémico drama erótico, hoy en día cancelada por un deleznable acto, pero indudablemente valiosa en su dimensión dramática e interpretativa. Una de esas películas de culto memorables. Pero si 1972 iba a ser recordado, es por el estreno de una de las mejores películas de todos los tiempos, para algunos la mejor, y la entrega de un Oscar particularmente peculiar.

Marlon Brando, en la noche del 27 de marzo de 1973, iba a ser galardonado con el premio de la Academia por su histórica interpretación de Don Vito Corleone. Sin embargo, para sorpresa de todos, tras anunciar su nombre Roger Moore y Liv Ullmann, quien se levantó de entre el público del Dorothy Chandler Pavilion de Los Ángeles, fue Sacheen Littlefeather, una activista indígena que subió al escenario para rechazar el Oscar y denunciar el trato recibido por los nativos americanos en la industria del cine. La repercusión de ese hecho fue total, pues esta era la primera gala retransmitida por satélite a todo el mundo y la primera declaración política dada desde aquel escenario.

El compromiso social y la lucha por la justicia racial, fueron parte central de la actividad pública del actor, con notorias participaciones durante los años 60, en manifestaciones y marchas pacíficas. Destacan la manifestación en Torrance (California) en julio de 1963, en la que Brando camina con manifestantes del CORE (Congreso de Igualdad Racial) para protestar por un área de vivienda totalmente blanca y la gran marcha en Washington de 1963, a la que acudieron más de 250.000 personas y otras celebridades como Charlton Heston, Harry Belafonte y James Baldwin.

Después del segundo Oscar, la carrera de Brando fue paulatinamente apagándose, eso sí, dejando antes de su último filme (The Score, 2001), algunos buenos papeles secundarios; Superman (1978) y Apocalypse Now (1979), ambos papeles legendarios aunque recordados también por las dificultades que el actor trasladó al set de rodaje. Un personaje indudablemente grandioso dentro de la historia del cine, que como tal, merece en este día, y quizás durante el año, una celebración a su altura.

De momento, en celebración por este aniversario, el canal TCM ofrece una programación especial, emitiendo cada miércoles del mes de abril una de sus grandes películas. Además, la editorial Notorious publica el libro El universo de Marlon Brando, una amplia aproximación a su vida y a toda su obra.

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